Los incendios forestales en España parecen haber pasado a un segundo plano con el atracón electoral, pero, lejos de esta realidad, el fuego sigue ahí, y lo hemos visto en los últimos días, donde se han registrado emergencias por incendios forestales en Castilla y León, Navarra, Extremadura, Castilla-La Mancha y sobre todo en las Islas Canarias, donde en La Palma y en Gran Canaria vemos cómo las llamas arrasan nuestros bosques. Los datos que aporta el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) es que ya contabilizamos casi 60.000 hectáreas quemadas frente a las 40.468 de media, que son fundamentalmente arrasadas en el noroeste del país, y preocupa sobre todo que los Grandes Incendios Forestales (GIF) se elevan hasta los 16, frente a los solo siete de media en el último decenio.
Pero el fuego no solo es una cuestión de España, puesto que el arco mediterráneo coloniza las portadas y los telediarios porque las llamas arrasan países como Grecia, donde un centenar de focos afectan a zonas turísticas que dejan miles de evacuados y tres personas fallecidas, dos de ellos tripulantes de un avión anfibio; Turquía, con zonas severas de afección y desalojos; Italia (Sicilia), que se enfrenta al cierre del aeropuerto de Palermo, cientos de evacuados, heridos, y que suma cinco fallecidos ya; Túnez, al que nuestro país ha enviado dos aviones anfibios, porque ante la grave situación no solo lucha contra sus fuegos, sino que moviliza personal a la frontera con Argelia, donde hay 11 estados afectados y 34 muertos, y es quizá de lo peor que hemos visto estos días. Esto coincide con temperaturas que oscilan entre los 44º C y 49º C por todo el Mediterráneo y vientos desecantes muy fuertes, que nos dan la ecuación idónea a los fuegos devastadores y agresivos que ponen en jaque a los servicios de extinción.
Estos servicios de extinción en España, advierten las comunidades y el Gobierno, están preparados para lo que pueda venir, pero desde UGT Servicios Públicos continuamos insistiendo en que hay autonomías que siguen sin entender que no se pueden tener unidades de bomberos forestales activas solo en verano, sin planes autonómicos o municipales actualizados al contexto actual de emergencia social y cambio generacional de los incendios forestales, o sin acciones preventivas sobre nuestros bosques y montes que hagan a nuestras masas más resilientes y preparadas para este tipo de fuegos. El mantenimiento de plantillas estables durante todo el año que hagan ese trabajo de gestión forestal tan necesario pasa por ser un imperativo dentro del establecimiento de políticas en seguridad y medioambiente, puesto que, como vemos año tras año, los fuegos avanzan sin piedad.
Por ello, desde el Sindicato Profesional de bomberas y bomberos forestales de UGT estaremos atentos a la configuración de las nuevas Cortes Generales, donde retomar el trabajo de la Ley Básica debe ser una realidad, puesto que la necesidad de regulación en esta profesión es cada vez es más necesaria y fundamental para hacer frente a la nueva generación de fuegos, a los que la península es quizá una de las zonas más sensibles debido al aumento de la temperatura media, la falta de precipitación y el avance de la desertificación, con la consiguiente degradación del suelo para los bosques y montes.