REUNIÓN CORREOS-OOSS PARA DAR EXPLICACIONES SOBRE LAS CARTAS-BALAS
MIENTRAS SERRANO SE ESCONDE
TRAS EL DESPIDO “ABUSIVO” DE UN TRABAJADOR
CORREOS RECONOCE BRECHAS DE SEGURIDAD
EN SUS SISTEMAS Y QUE SOLO ESCANEA EL 4% DE SU CORRESPONDENCIA
Correos lleva varios días en primera página de la actualidad, y lo triste es que lo sea por haber dado curso, sin detectarlos, envíos conteniendo amenazas y balas de fusil a varios cargos políticos relevantes. Estos hechos, que CCOO y UGT condenan con absoluta rotundidad sea cual sea su origen, han provocado un gran revuelo político al producirse en plena campaña electoral de la Comunidad de Madrid, suponiendo un importante descrédito de la seguridad en Correos, su fiabilidad como servicio público y un daño reputacional de la marca difícil de reparar.
A todo esto, casi una semana después, con Correos en pleno huracán mediático, el máximo responsable del Correo Público, EL PRESIDENTE SERRANO, ese señor que se presupuesta decenas de millones de € anuales para hacerse selfies diarios y salir en los medios día sí, día también, SIGUE COMPLETAMENTE DESAPARECIDO.
Esta mañana la empresa convocaba a las Organizaciones Sindicales a una reunión informativa, ante la exigencia de información realizada por CCOO y UGT el sábado 24 de abril. En la reunión, los responsables del Área de Seguridad, echados a la arena por su cobarde presidente, han tenido que explicar lo inexplicable mientras el director de Personas y Relaciones Laborales, papelón donde los haya, nos ha pedido “colaboración máxima y comprensión” ante los hechos.
Como nos temíamos, la reunión iba de teatrillo, de mera cortina de humo, buscando la complicidad sindical. La escenificación ante los sindicatos -que, casualmente, ya había sido vendida oportunamente en prensa por el departamento de comunicación y autobombo del presidente antes de la reunión- pretendía vender como normal algo que es inaceptable para CCOO y UGT:
Que Correos tiene un Protocolo de Seguridad en lo relativo al escaneo de envíos, pero data de 2009 y está sin actualizar. Después de lo ocurrido, casualmente, se anuncia su revisión.
Se afirma que dicho protocolo “no ha cambiado porque funciona muy bien”, pero lo cierto es que el único cambio que se ha hecho -a peor- se hizo en 2019, decidiendo que solo se escanearán individualmente los objetos de más de 100 gramos. El resto o no se escanea, o si se hace, se pasa masivamente, atrancando las máquinas de sacas y cajas, incumpliendo incluso las indicaciones del propio protocolo de seguridad.
Se escanea solo el 4% de los 22 millones de envíos que se admiten diariamente. Se argumenta imposibilidad debido al volumen, pero lo cierto es que hay máquinas sin utilizar, que las que hay son claramente insuficientes, y que la Dirección de Operaciones decide cuánto y dónde se escanea, a su interés; la misma dirección que presiona en los CTA para que el trabajo se haga deprisa, porque el negocio es el negocio. Algún día se valorará en su justa medida el papel siniestro que está jugando el director de estrategia, Avelino Castro, el muñidor en la sombra de toda la operación de desguace de Correos.
Correos viene recortando el gasto en seguridad en los últimos años, y aunque se informa de la compra de nuevas máquinas (a buenas horas…), los contratos se adjudican a las empresas que hacen las ofertas más bajas, lo que favorece una “competencia a la baja”, que redunda en precariedad laboral y malas condiciones de trabajo de los y las vigilantes, algo que parece que a Serrano le da igual, a pesar de pagarse con dinero público.
Correos no ha sabido explicar -quizás porque no es posible- por qué se han resuelto todas las contrataciones de los servicios de seguridad, vigilancia e inspección en todas las Zonas de Correos excepto en Madrid y Barcelona donde radican los centros de tratamiento nacional e internacional más importantes de todo el país y por donde pasa más del 70% de la correspondencia y paquetería de Correos, en las que, curiosamente, el escaneo se deja en manos de una subcontrata de Correos Express, en una licitación restringida (a dedo) por un valor ridículo de 8 millones de euros.
Tampoco Correos ha sabido explicar el porqué de la maraña de licitaciones, contratos con sus rectificaciones varias y constantes modificaciones en las ofertas y adjudicaciones por un coste de 58 millones de euros que, dicho sea de paso, viene a ser la mitad de lo que Serrano se gasta en publicidad en un año.
La empresa y el Área de Seguridad cargan toda la responsabilidad en la empresa de seguridad y el vigilante, insistiendo en que Correos ha hecho todo lo posible, pero las evidencias nos dicen que Serrano y su director de Estrategia, Avelino Castro, no han tenido ningún reparo en abaratar costes subcontratando empresas low cost de todo tipo, incluidas las de seguridad, en su afán por arreglar la cuenta de resultados que es incapaz de enderezar con su nefasta gestión.
Para CCOO y UGT, cuando lo que se pone en juego es la seguridad de la plantilla y de la ciudadanía lastimando al tiempo la reputación de la empresa que preside, es indignante y cobarde que Serrano no haya dado la cara y le haya colgado el marrón al responsable de seguridad de Correos, echándole a los pies de los caballos para salvarse él; pero es mucho más indignante, chulesco y abusivo cargar contra un vigilante mileurista, con condiciones de trabajo precarias, que cobra 0,17 céntimos de complemento por cada hora trabajada en el escáner y tapar con este despido su responsabilidad in vigilando como presidente de la compañía.
Más allá de polémicas políticas, la brecha de seguridad en los sistemas de Correos evidencia uno más de los efectos de las decisiones de Serrano, recortando allí donde ni se debe ni se puede, en un proceso de reconversión salvaje hacia un modelo logístico-paquetero en el que se sacrifica el servicio público, el empleo, las condiciones de trabajo, la salud, y también la seguridad.
EL PRESIDENTE DE CORREOS DEBE DAR LA CARA
Y ASUMIR SU RESPONSABILIDAD